afrodiccionario

Maternidad

Es más fácil construir niños fuertes que reparar a hombres rotos. Frederick Douglas

Hola Pequeñas;

Quiero agradeceros enormemente todo lo que habéis hecho por mí. Agradeceros, y también disculparme, por los errores que haya podido cometer o siga cometiendo. El trabajo de ser madre es el trabajo más duro que he tenido y que tendré, no se puede aprender en la universidad, no tiene horario y te desgasta emocionalmente. Pero no hay nada más gratificante en la vida y nunca me he arrepentido de haberos traído a este mundo.

Parecía tan fácil cuando observaba a mi madre ejercer como tal… Ahora que tengo a mis propias hijas comprendo que seguramente la abuela estaba igual de asustada que lo estoy yo ahora. El truco consistía en no mostrarlo. Cuando te crías en una sociedad mayoritariamente blanca, como la española en los años 80, en la que la diversidad brillaba por su ausencia, los abuelos tuvieron que poner en marcha toda una maquinaria educativa para ayudarme a ser la mujer que soy ahora.

 No hay que olvidar que los abuelos, tuvieron que vivir un proceso de aculturación muy fuerte. Y fue algo que funcionó para ellos. Se adaptaron a la sociedad de acogida y nos transmitieron sus valores. Aunque también tengo para ellos una pequeña crítica. Nunca nos hablaron del racismo estructural, toda la responsabilidad recaía sobre nosotros, la responsabilidad de triunfar. El esfuerzo todo lo podía. Hablar de racismo era de débiles.

Parecía tan fácil cuando observaba a mi madre ejercer como tal… Ahora que tengo a mis propias hijas comprendo que seguramente la abuela estaba igual de asustada que lo estoy yo ahora. El truco consistía en no mostrarlo. Cuando te crías en una sociedad mayoritariamente blanca, como la española en los años 80, en la que la diversidad brillaba por su ausencia, los abuelos tuvieron que poner en marcha toda una maquinaria educativa para ayudarme a ser la mujer que soy ahora.

No hay que olvidar que los abuelos, tuvieron que vivir un proceso de aculturación muy fuerte. Y fue algo que funcionó para ellos. Se adaptaron a la sociedad de acogida y nos transmitieron sus valores. Aunque también tengo para ellos una pequeña crítica. Nunca nos hablaron del racismo estructural, toda la responsabilidad recaía sobre nosotros, la responsabilidad de triunfar. El esfuerzo todo lo podía. Hablar de racismo era de débiles.

 Laura Gutman en su libro La maternidad y el encuentro con la propia sombra escribe que “muchos aspectos ocultos de nuestra psique se desvelan y activan con la presencia de nuestros hijos: Por lo tanto es una buena oportunidad para replantearnos las ideas preconcebidas, los autoritarismos y las opiniones indiscutibles”. Con esta idea, intento filtrar cuales son los valores que quiero transmitiros y cuales creo que debo enterrar para siempre.

Una de las cosas que la abuela me enseñó fue a no tener miedo de ser la única chica negra a mi alrededor.  Cuando mamá nació, la única familia negra en el pueblo éramos nosotros. Podían pasar semanas o incluso meses sin ver a nadie como nosotros. Pero los abuelos tuvieron claro que nunca nos íbamos a esconder. Que, aunque no hubiera nadie más parecido a nosotros, eso no significaba que no mereciéramos estar allí. Los únicos en el cole, en gimnasia, en música, en la iglesia, en los lugares de ocio. No importaba. Me enseñaron a soportar las miradas, a devolverlas y a levantar siempre la cabeza. Ese era el sitio donde queríamos estar y nadie nos iba a hacer escondernos. 

Me he dado cuenta de que no puedo transmitiros exactamente la misma identidad que yo tengo, o que he construido para mí. Sois afrodescendientes y siempre me habían dicho que las hijas mestizas de madre negra eran negras, pero vosotras me habéis enseñado que cada una es libre de adoptar su propia identidad. Tenéis el privilegio de tener raíces de dos pueblos y espero que lo veáis así. Me encanta oír a los« iaios´´ contaros las historias de vuestros bisabuelos en la Guerra Civil, la posguerra, como era vuestra familia y las dificultades por la que pasaron. Y todo los sacrificios y trabajo que han pasado para estar donde están hoy. Como os quieren y lo orgullosos que están de vosotras. Esa es parte de vuestra historia, no la olvidéis.

A la vez, es imprescindible que no olvidéis vuestras raíces caribeñas. La tierra de vuestros ancestros. Tener el privilegio de pasear por la casa y por las calles por las que pasearon vuestros abuelos antes de venir a España y conocer de primera mano las historias de superación de los bisabuelos. Aprender que la familia es algo más que los padres e hijos. Incluye la familia extensa y una verdadera red de apoyo que se va retroalimentando. La hospitalidad, la ayuda mutua, los consejos. Es algo que os ayudará a tener raíces más fuertes. Pero también debo admitir que fue duro y bastante decepcionante identificar el colorismo que existe en mi país de origen.                                                                                                                           Como las clases sociales estaban estratificadas por el tono de piel. O que incluso que cada miembro de mi familia tenía un nombre diferente y por lo tanto una categoría. Siendo mi padre negro, mi madre grimelle, mi hermana mediana amarilla, mi hermana mayor roja y yo marabou. Eso es algo que me niego que aprendáis. No importa el tono de piel que tengáis, ni la textura de vuestro cabello, ni la anchura de vuestra nariz o de vuestros labios, eso no os hace mejores, ni más bellas que los demás

 

Desiree Bela Lobede en su obra (Ser mujer negra en España: 128).

“Ser madre trajo muchas cuestiones a escena. Cuestiones relacionadas no solo con la identidad de mi hija y de cómo podía contribuir yo a ella, sino relacionadas con mi propia identidad”.

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Por pura coherencia, hay decisiones que debía tomar, como fue cuando naciste tú, A. Por ejemplo, realizar el Big Chop y pasar a tener de nuevo el pelo natural porque ¿cómo iba a transmitiros que vuestro cabello es hermoso si yo había transformado el mío químicamente?

Mis pequeñas, yo he encontrado que la afroespañolidad me define a la perfección y estoy cómoda con ella. Pero aquí estoy para acompañaros en la búsqueda de vuestra identidad. Todavía sigo aprendiendo y desaprendiendo muchas otras cosas para ayudaros a ser las mujeres que queráis ser. 

Os quiere, mama.

Autora: Maya Mercier                                                                                                                                                        25/12/2022